Mind the door
Por: Pablo León
Dooring: efecto de abrir la puerta del coche sin mirar y llevarse por delante al ciclista que pasa. Parece un golpe tonto, inocente, gracioso. Ocurre. Puede ser grave y en Estados Unidos les preocupa; mucho. No tanto por los daños a los ciclistas -que también- sino por los pobres conductores. Un grupo de ellos, hartos de tener que reparar sus puertas una y otra vez y de la sorpresa de ver a alguién planear junto a ellos, ha fundado el grupo antidooring. Antipuertazo se podría traducir. Proponen que dejes de conducir tu maldita bici por las calles de la ciudad. Y frases cono “las calles son para los coches” forman la esencia de su reivindicación.
Un movimiento cívico que defiende la zona de la puerta. Máximo riesgo en un espacio de algo más de un metro. Un área delicada. El grupo basa el éxito de su propuesta en desmovilizar a los ciclistas. Que dejen de pedalear. Para ello no dudan en apelar al sentido común de peatones, conductores e incluso de los propios usuarios de la bicicleta. Por ejemplo, para formar parte del club, los conductores se comprometen a ofrecer su coche a sus amigos para acercarles a sus destinos y así ayudarles a quitarse el hábito de la bici. De esta manera, con el compromiso de todos, conseguirán calles más transitables a motor.
Como agrupación es curiosa y un tanto disparatada. Como hecho urbano, interesa. En Youtube tiene categoría con casi 300 videos y Facebook, emperatriz de las redes sociales, acoge tres grupos al respecto. Así se mide la relevancia en la posmodernidad. Pensándolo bien, muchos ciclistas han sido amenazados por una puerta alguna vez.
Si eres hábil, esquivas el impacto y el dooring queda en una mirada airada. Si te golpea, igual tienes un problema de verdad. Aunque el grupo está cargado de ironía, en los juzgados de Nueva York hay cerca de 200 casos al año por dooring. En algunos incidentes han muerto personas. No por el impacto de la puerta si no por ser arrollados por otro vehículo al caer de la bici. Aquí no se habla mucho del efecto puerta pero con el poco caso que algunos conductores hacen a los ciclistas igual dentro de pocohay clases para evitarlos. Los choques con puertas, no a los conductores.
Pablo León es reportero y ciclista urbano. Escribe en El País desde 2009 sobre viajes, tendencias, cómics y cultura urbana. Comenzó con la bici por las calles de Berlín y desde entonces pedalea en cada ciudad por la que pasa.
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